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 ENEMAS DE CAFÉ

Los enemas son una forma antigua de hidroterapia (terapia con agua). No deben confundirse con las hidroterapias de colon, que son terapias mucho más profundas. En los enemas solo se “limpia” la parte final del intestino grueso y el recto, pero se estimula igualmente la musculatura intestinal. Han sido usados durante miles de años para limpiar de manera mecánica el colon o intestino grueso. Tenemos constancia de ello en medicinas tan antiguas como la china o el Ayurveda y en escrituras antiguas como los Manuscritos del Mar Muerto o rollos de Qumrán. Los enemas o irrigaciones del colon se han empleado de forma rutinaria en hospitales de todo el mundo para limpiar el intestino grueso y evitar la reabsorción y recirculación de toxinas.

El mayor beneficio de los enemas de café, según el Dr. Gerson, uno de los pioneros, es aumentar la eliminación de toxinas por el hígado. Y de hecho, los estudios endoscópicos confirman que el enema de café incrementa la excreción de bilis. Este incremento de bilis ayuda a alcalinizar el intestino delgado y mejorar así la digestión.

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Necesitarás tiempo (1h-2h el primer día) para hacerlo todo el proceso tranquilamente, incluido el tiempo de preparación del café.

Los enemas se hacen SIEMPRE con agua mineral o filtrada. Da igual la marca; es para que sea pura y filtrada.

Lava bien el kit (este es el que tengo yo pero en farmacia venden también similares) la primera vez con agua y jabón natural, y también tras cada uso, especialmente la boquilla/cánula.

En una olla, echas 750 ml de agua y 2 cucharadas soperas rasas de café molido, con cafeína y ecológico (mejor recién molido en casa pero no es imprescindible). Lo tapas y lo pones a fuego medio-alto. Cuando rompa a hervir, apagas el fuego y dejas reposar 10-15 minutos sin que hierva. Puedes preparar el café con antelación (1 día antes como mucho) pero entonces caliéntalo ligeramente hasta que puedas meter la mano RECIÉN LAVADA y aguantarla dentro 10 segundos sin quemarte.

  • Si toleras bien el café y no te provoca demasiada excitación (la cafeína se absorbe en los enemas), puedes subir poco a poco hasta 4 cucharadas soperas de café.

Ahora, con ayuda de un colador sobre el que pones un tejido fino limpio (o con un colador de tela directamente si tienes), cuelas todo el café que acabas de hacer para retirar los posos.

Añades 1 litro y 250 ml de agua mineral para tener 2 litros de mezcla y que esté a temperatura tibia: tienes que poder meter la mano RECIÉN LAVADA entera y aguantar 10 segundos sin que te queme. Esta es la temperatura ideal para el lavado de colon (enema). No lo queremos frío, porque es muy desagradable.

Busca un lugar del baño donde colgar el kit de enema pero que la manguera llegue al suelo. Monta bien la boquilla en la manguera y la manguera en el depósito de agua.

Coloca una toalla grande en el suelo del baño para poder tumbarte de lado, sobre el LADO DERECHO, y con las rodillas cerca del pecho (en ángulo de 90 grados), en postura fetal pero sin que las rodillas toquen la barriga (esta postura).

Con la llave de paso cerrada, llena el depósito con el café templado y filtrado que has preparado. Cuelga el kit del enema montado y lleno de agua, abre la llave de paso para dejar salir el aire que hay en la manguera y ciérrala de nuevo para poder colocarte en el suelo.

Lubrica el ano con vaselina o aceite de coco virgen o la boquilla (la parte que te vas a introducir) con un poco de aceite de coco virgen o vaselina.

Sin ropa, al menos de cintura para abajo, túmbate en el suelo como te explico en el paso anterior (sobre el lado derecho), introduce la boquilla previamente lubricada en el ano bien profundo pero con cuidado para no hacerte daño (ayuda si empujas ligeramente como si quisieras defecar; igual que para ponerse un supositorio). Una vez que está la boquilla bien insertada, sobre tu flanco derecho, abre la llave de paso y relájate para que el líquido vaya entrando en tus intestinos por efecto de la gravedad.

Empezarás a notar el líquido entrando y, llegado un momento, también sentirás retortijones. Tienes que intentar aguantar todo lo que puedas sin levantarte a defecar. Al aguantar estamos estimulando el nervio vago y a su vez el hígado y la vesícula biliar, además de estimulando los nervios de la pared intestinal (y con ello el peristaltismo).

  • Si consigues que entre 1 litro entero genial, pero si puede ser 1,5 o los 2 litros, mejor. Con el tiempo ganarás resistencia.

  • Una vez que ha entrado la cantidad que puedas, cierra la llave de paso y retírala del ano. Aguanta sobre ese lado 3-5 minutos. Ponte boca arriba con las piernas ligeramente flexionadas y aguanta unos minutos (3-5). Luego pasa a la posición fetal inicial pero sobre el flanco izquierdo y aguanta unos minutos (3-5). Ahora puedes ponerte boca arriba o levantarte y aguantar hasta que no puedas más. Idealmente debemos aguantar el líquido dentro unos 15 minutos, pero no te agobies si no llegas.

  • Entonces vas al váter/inodoro, te sientas (colocando las piernas sobre un banquito para favorecer la evacuación: como en esta imagen) y esperas tranquilamente a haber expulsado todo. Puede que necesites estar 10-15 minutos. Es normal que salga primero todo líquido a presión y luego como una diarrea explosiva. Habrá varias tandas de expulsión, es normal; por eso es necesario estar en el váter hasta que sientas que te has quedado a gusto. Termina con una ducha. Es posible que un rato más tarde (incluso unas horas) necesites ir al baño y expulsar pequeños restos. Igualmente, si una parte del líquido queda dentro o queda una sensación de malestar gástrico, no debemos preocuparnos: es una sensación pasajera y mejorará.

  • Si ves que nada más empezar a introducir agua te da un retortijón y no aguantas. No pasa nada. Ve al váter y evacúa. Vuelve a tumbarte y reintroduce agua de nuevo.

CUÁNDO HACERLO: El mejor momento es tras haber evacuado heces al menos una vez.

FRECUENCIA: Normalmente sugiero empezar con 2 enemas semanales. Si se toleran bien y hay mucho estreñimiento, conviene hacerlos 3-4 veces por semana durante al menos 6 semanas. Luego pueden hacerse de mantenimiento, de por vida, 1 vez por semana. A mí me gusta alternar los enemas de café con enemas de otras plantas como manzanilla, tomillo o simplemente agua para variar los estímulos.

ENEMAS Y CAFEÍNA: Se puede tener un ligero estado de excitación debido a la cafeína, por lo que es mejor evitar los enemas de café por la noche, ya que pueden interferir con el sueño en personas sensibles.

  • Si la cafeína no es una opción para ti, puedes usar infusión de manzanilla o tomillo. Procede igual que con el café: usa 2 cucharadas soperas de hojas ecológicas a granel, infusiónalas en 750 ml de agua filtrada/mineral y luego mezcla esto con 1.250 ml más para tener 2 litros de agua a temperatura ambiente o ligeramente templada.

¿QUIÉN NO DEBE HACER ENEMAS DE CAFÉ?

  • Si tienes síndrome de Gilbert o alguna otra alteración en la detoxificación hepática (el café se detoxifica en la fase I pero puede sobrecargar la fase II también si metabolizas muy rápido). Tu terapeuta te aconsejará sobre esto. En estos casos puedes recurrir a opciones como la manzanilla o el tomillo.