Como decía en el post sobre la microbiota o microflora intestinal, los probióticos son los microorganismos vivos que, en cantidades adecuadas, aportan beneficios a la salud del organismo que los hospeda, en nuestro caso, nosotros mismos. Y los prebióticos son los alimentos que nutren a estos microorganismos beneficiosos y, por tanto, nos aportan un beneficio a la salud.
La manzana y la zanahoria son alimentos ricos en pectina, una de las fibras fermentables preferida por los microorganismos que conforman nuestra microbiota. Sin embargo, es un tipo de fibra a la que nuestra microbiota no puede acceder si no le ayudamos un poco. ¿Y cómo lo conseguimos? Con calor: cocinándolas. Ya tienes una razón más para comer compota de manzana o manzanas al horno, zanahoria cocida, rehogada o en puré. Suelen encantarles a los niños porque son dulces y, además de ser baratas, estarás dándoles un superalimento para su salud.
¿Cuál es tu forma preferida de cocina las manzanas y las zanahorias? ¿Las usarás más ahora que sabes que son clave para tu microbiota y, por tanto, para tu salud?
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