En el artículo de hoy explico qué son los supermicrobios, por qué infecciones tan comunes como gripe, coronavirus, bronquitis, virus del papiloma humano, cistitis, etc. muchas veces se resisten a los tratamientos farmacológicos o vuelven una y otra vez, y hablo el papel fundamental que puede desempeñar la vitamina C en la respuesta inmunitaria y la salud en general.
Suelo centrar mis esfuerzos y publicaciones en las enfermedades de civilización; es decir, patologías crónico-degenerativas como colesterol, diabetes, hipertensión, cáncer, alergias, asma, enfermedades autoinmunes, etc. Sin embargo, durante todo el siglo XX se registraron, pese a progresos como la higiene, la sanitización del agua corriente, el alcantarillado, la vacunación, el acceso a servicios médicos, etc., numerosas epidemias (gripe, tuberculosis, neumonía, sífilis, poliomielitis, cólera…) que, todas juntas, acabaron con la vida de más personas que las dos guerras mundiales.
Se sabe que no debemos abusar de los antibióticos, ya que su uso indiscriminado provoca la conocida resistencia a los antibióticos, es decir, que su acción farmacológica queda anulada ante ciertos microorganismos (bacterias, hongos y ciertos parásitos) por un proceso de adaptación y selección natural; proceso que puede continuar durante cientos de generaciones bacterianas (hablamos de minutos, no de décadas como en los humanos) hasta que surge y prolifera un microorganismo inmune a toda medicación conocida: las superbacterias o supermicrobios. Sin embargo, el abuso de los antibióticos es tal que, por ejemplo, a pesar de que la mayoría de las infecciones respiratorias son causadas por virus, casi siempre se prescriben antibióticos, ¡que son totalmente ineficaces contra los virus!
Curiosamente, a principios del siglo XX ya se empleaba la vitamina C (ácido ascórbico o ascorbato) para combatir una enorme variedad de infecciones gracias a su alto poder bactericida y antiséptico, pero estos usos en altas dosis orales e intravenosas fueron dejados de lado ante el descubrimiento (y el éxito) que acaparó la penicilina. A raíz de este sobreuso indiscriminado e inadecuado que hemos estado haciendo de los antibióticos, y la consecuente resistencia que los microbios han desarrollado, es muy buena noticia que tengamos a mano la maravillosa vitamina C. Y es que se trata de una molécula que, además de ser un antimicrobiano «universal» (virus, bacterias, hongos y protozoos) puede aplicarse en altas dosis farmacológicas para tratar procesos infecciosos graves con resultados que están a la altura de los antibióticos pero sin efectos secundarios tóxicos, disbiosis, etc.
Beneficios fisiológicos de la vitamina C
Estos son los numerosos mecanismos (que describe Ernesto Prieto Gratacós) por los que la vitamina C resulta beneficiosa para ayudar al cuerpo a luchar contra microorganismos patógenos:
Aumenta la producción de interferones, moléculas que actúan como agentes antivirales y modulan funciones del sistema inmunitario.
Incrementa la capacidad fagocitaria de los macrófagos.
Eleva la producción de citoquinas, moléculas de comunicación intercelular que ayudan a desencadenar las defensas del sistema inmunitario.
Aumenta la inmunidad celular y la producción de linfocitos T y B.
Incrementa el óxido nítrico (NO) en las células fagocíticas.
Inhibe la neuroaminidasa, una enzima usada por los microorganismos (virus) para no ser atrapados en el moco protector que genera nuestro cuerpo.
Incrementa la producción y actividad de anticuerpos y complemento.
Estimula las células NK o natural killer, pequeñas células asesinas que atacan a los invasores (incluso células tumorales) independientemente de los anticuerpos.
Eleva la síntesis de prostaglandinas, mediadores celulares.
Incrementa del AMP cíclico, molécula que funciona como segunda mensajera en procesos biológicos.
Fomenta la producción de peróxido de hidrógeno, el cual disuelve la cápsula de ciertas bacterias (neumococo) y de los virus con cubierta lipídica (herpes).
Neutraliza la histamina, lo cual evitan la reacción alérgica asociada.
- Neutraliza los radicales libres que acompañan y favorecen a toda infección al agravar el estrés oxidativo y biológico.
Tiene efecto mucolítico, lo que permite que nuestros agentes defensivos penetren más fácilmente en la zona afectada, a la vez que alivia los síntomas del enfermo.
¿Por qué no se usa la vitamina C como medicamento?
Primero, porque en el ochenta por ciento de los ensayos clínicos y estudios científicos realizados no se usaron las cantidades suficientes y, por lo tanto, los resultados fueron insignificantes o nulos. Hay que saber que cuando el cuerpo está defendiéndose contra un ataque microbiano, la cantidad de vitamina C necesaria para las funciones inmunitarias se pueden llegar a multiplicar por 50 o más. En estos casos, ¿qué beneficio nos aporta la vitamina C de una naranja o de una suplementación en las ínfimas dosis diarias recomendadas? Prácticamente nada. Ahora bien, a falta de un suplemento, sí se ha visto que para conseguir un cierto efecto terapéutico se puede tomar cada día el zumo de varios limones mezclado con abundante agua. En este caso, su efecto será el de prevenir (y no curar) enfermedades al reforzar el sistema inmunitario.
Segundo, porque aunque, como acabamos de ver, la prevención de enfermedades infecciosas es posible mejorando el aporte de vitamina C con alimentos, una vez que la enfermedad está instalada en el cuerpo las cantidades necesarias para erradicarla son ya de magnitud farmacológica. Aun así, una cantidad relativamente baja de vitamina C (unos 3 gramos diarios repartidos en 3 tomas) podría ser útil (siempre dependiendo de la edad, alimentación, clima, estrés, etc.) de protección contra el catarro o la gripe. Pero, si ya tenemos una neumonía, las dosis necesarias ascenderían a 50-100 gramos por vía endovenosa (ingerirlas sería imposible y causaría molestias digestivas peligrosas) durante varios días para curarla, por lo que estamos hablando de intervenciones supervisadas por especialistas de la salud.
Conclusión
Considero que la vitamina C tiene un gran potencial y merece mucha más atención que la que se le dedica actualmente. Tomar 1-3 gramos en periodos de propensión a infecciones como catarros, gripes, rinitis, laringitis, bronquitis puede ser de gran utilidad. Como también lo puede ser en apoyo a otros tratamientos contra diversas afecciones virales o infecciosas tal que herpes, virus del papiloma humano, cistitis, etc. Ahora bien, si lo que queremos es utilizar esta vitamina en dosis más altas desaconsejo la automedicación y sugiero consultar con un profesional de la salud.
ESTUDIOS CIENTÍFICOS Y FUENTES
Thomas E Levy. 2002.Vitamin C, Infectious Diseases, and Toxins. Xlibris Corporation.
A mi me dio cistitis en abril y 2 semanas después he tenido una recaída, estamos esperando el resultado del urocultivo y tengo que pasar los tres días con estas fiebres; el Dr. me recetó vitamina C, que le reste importancia y al leer este post ya voy a ir a tomármela.
Gracias por compartir tan importante información
Me alegro de que te haya ayudado, Matilde. Mejórate.
Cual sería la cantidad adecuada de vitamina C en pastilla para el vph o lo más adecuado sería intravenosa cada cuanto tiempo ?
Buenos dias. Para una tbc resistente cual sería su consejo de dosis?
Hola, me agradó mucho el artículo, en terapia intravenosa se colocaría el equivalente a los 3 gramos en una perfusión?
Eso tiene que verlo con el médico que le lleve.