Las cistitis son infecciones bacterianas del tracto urinario y más concretamente de la vejiga. Son mucho más comunes en mujeres que en hombres. Lo peor es que en muchos casos se repiten y llegan a cronificarse, hasta el punto de que los antibióticos dejan de hacer (casi) efecto o solamente son efectivos durante unos días. Además, la mayoría de veces los antibióticos traen consigo una infección por hongos (candidiasis), lo cual confirma la relación entre cistitis y disbiosis de la microbiota.

La bacteria que suele causar la infección en la mayoría de casos es la Escherichia coli, la cual puede formar parte de microbiotas saludables. Otras bacterias causantes de cistitis e infecciones urinarias son Proteus mirabilis, Enterococcus faecalis, Klebsiella pneumoniae, Candida tropicalis, Candida albicans, Enterobacter cloacae, etc. Como decía, muchos de estos microbios suelen hallarse dentro de nuestra flora intestinal o microbiota, pero formando parte de un equilibrio que evita que supongan una amenaza para nuestra salud. El problema viene cuando migran a zonas donde no deben estar, proliferan en demasía o se alteran sus proporciones con respecto a otros microbios no patógenos. Una vez más, la disbiosis es el problema de raíz y, por tanto, la verdadera solución. Y esta disbiosis suele ser el resultado de una alimentación excesivamente rica en hidratos refinados, estrés prolongado, el uso de ciertos métodos anticonceptivos y espermicidas, las alteraciones en los niveles de estrógenos y, por supuesto, el uso de antibióticos.

El problema de los antibióticos farmacológicos

Si has tenido cistitis, sabrás que el protocolo incluye el uso de antibióticos farmacológicos. Como decía en la introducción, estos pueden ser efectivos en un primer momento, pero generalmente van perdiendo efectividad e incluso en muchas ocasiones traen efectos secundarios muy desagradables como infecciones por hongos o candidiasis. Con el uso (y abuso) de antibióticos, los microbios causantes de la infección van ganando resistencia hasta llegar al punto de que dejan de hacer efecto.

Los remedios naturales

Uno de los remedios más habituales, que sobre todo sirve para prevenir, son los arándanos rojos americanos y las flores de Jamaica, comúnmente conocidas como hibisco. Los primeros suelen encontrarse en suplementos y las segundas pueden también hacerse en decocción (hervidas) y beberse. Como digo, esto suele ser muy útil para un mantenimiento, pero cuando la infección está instalada y en fase aguada poco tiene que hacer (especialmente si no es la primera vez que tienes una cistitis).

Mucha menos gente conoce el remedio de las bayas de enebro. Tienen una acción antiséptica y antibacteriana ampliamente demostrada (además de diurética), y es una de las plantas más potentes para eliminar las bacterias del sistema urinario. ⚠️ADVERTENCIA⚠️: es un método muy potente, así que solo debe usarse durante periodos cortos de tiempo (3-7 días máximo). ¿Cómo usarlo? Para principios de cistitis, pon una cucharadita colmada de bayas recién machacadas en una taza de agua hirviendo. Tapa y deja infusionar unos 20 minutos. Bebe 3 tazas al día durante 5 a 7 días (no más). También puedes usar un extracto hidroalcohólico, a razón de 20-30 gotas de 2 a 3 veces al día diluidas en un vaso de agua durante el mismo tiempo. Ambos contraindicados en insuficiencia renal o inflamación renal.

Otros remedios de los que habrás oído hablar son la monolaurina, el aceite esencial de orégano y canela, la nattokinasa, la apolactoferrina y la D-manosa. Esta última es súper eficaz contra infecciones por E. coli pero no tanto en casos de otros microbios o en presencia de biofilms (“acumulaciones” de diferentes microbios que se vuelven muy resistentes y son responsables de las constantes recaídas).

Estos son solo una solución alternativa al tratamiento convencional con antibióticos, ya que estos últimos (especialmente si se repiten las tomas) alteran la microbiota y crean un estado de disbiosis o desequilibrio de la microbiota que favorece la proliferación de las bacterias y hongos que causan cistitis y cándidas, así como las consiguientes recaídas. De hecho, ciertas líneas médicas y de investigación prefieren hablar de disbiosis del tracto urinario en vez de infección urinaria.

Una vez más, la solución definitiva pasa por abordar el problema de manera integral y arreglarlo de raíz: tratar el desequilibrio de la microbiota y la permeabilidad intestinal que permiten que el problema se repita una vez tras otra. Esto lo haremos con antimicrobianos naturales y probióticos acompañados de una estrategia antiinflamatoria centrada en alimentación, descanso y gestión del estrés y las emociones.

Si quieres tratar este problema de raíz, no dudes en ponerte en contacto conmigo o en reservar una primera sesión gratuita para que te explique cómo puedo ayudarte.

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