La inflamación es una respuesta innata y natural del cuerpo ante una agresión, ya sea en forma de lesión, enfermedad, estrés, etc. Se trata de un mecanismo necesario y sin ella nos moriríamos. Se manifiesta en forma de dolor, hinchazón, enrojecimiento y calor. La inflamación puede suceder en cualquier parte del cuerpo, aunque suele ser más común en los órganos internos. Por ejemplo, si la agresión se produce en el estómago provoca inflamación (gastritis), lo mismo en el apéndice (apendicitis) o en las meninges (meningitis).
Inflamación aguda vs crónica
Cuando la inflamación es aguda, se inicia de forma rápida y dura poco (horas o días). Podemos pensar en una faringitis o un golpe en una pierna. Sin embargo, el problema viene cuando se convierte en algo constante y la mayoría de veces imperceptible (desde el exterior): se denomina entonces inflamación crónica de bajo grado. Esta inflamación está detrás de la mayor parte de enfermedades que nos afectan hoy en día en las sociedades occidentalizadas (estudio, estudio, estudio).
Síntomas de la inflamación
Los síntomas de la inflamación son muy diversos en función de si se trata de una inflamación aguda o crónica. La inflamación aguda sucede generalmente como consecuencia de una agresión a la parte externa del cuerpo o piel. Los síntomas que suelen aparecer en la piel son: dolor, enrojecimiento, hinchazón, falta de movilidad y calor.
Cuando la inflamación sucede en el interior del cuerpo, como en un tejido u órgano, a veces ni siquiera notamos los síntomas. Por ejemplo, órganos como los pulmones no tienen terminaciones nerviosas sensoriales cerca, por lo que puede que no haya dolor pero que la inflamación sí esté presente.
¿Cómo reconocer la inflamación crónica?
Dolores crónicos: de cabeza (migraña, jaqueca), articulares, menstruales (dolores fuertes todos o casi todos los meses), musculares (mialgias), etc. A cada persona le atacará allá donde tenga su órgano o tejido más vulnerable pero la raíz o causa es la misma: la inflamación.
Cambios en las mucosidades, exceso de moco o flujo: la inflamación de las mucosas se traducen en síntomas como secreción excesiva de moco (garganta, nariz tipo rinitis), cambios en el flujo vaginal, alteraciones de las heces (con moco, heces explosivas, diarreas, etc.), llagas y aftas recurrentes, sinusitis, rinitis, etc. No olvidemos que las mucosas son una parte importante del sistema inmunitario y su alteración refleja problemas de inflamación subyacente. Asimismo, las candidiasis, infecciones vaginales y de orina están íntimamente ligadas con procesos inflamatorios crónicos.
Alteración de las capacidades neurocognitivas: bajones de ánimo inexplicables o recurrentes (incluso tendencia a la depresión), niebla mental, dificultad para concentrarse, falta de motivación, bajo estado de ánimo… Todo esto es resultado de una inflamación a nivel neurológico, ya que las endotoxinas (las producidas, por ejemplo, a nivel digestivo) también viajan al cerebro a través del del eje intestino-cerebro.
Cansancio, falta de energía, insomnio o sueño de mala calidad también son síntomas de inflamación crónica.
En el día a día, esto puede acabar traduciéndose en numerosas enfermedades crónicas inflamatorias: enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, obesidad, asma, eccemas, dermatitis atópica, psoriasis, Alzheimer, Parkinson, artritis reumatoide, hipotiroidismo, esclerosis múltiple, periodontitis, colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn, etc. Seguro que te parece raro que enfermedades tan diversas tengan un origen común, pero no olvides que la causa es la inflamación, pero que dependiendo de cada persona se verán afectados distintas partes del cuerpo.
¿Qué causa inflamación?
Hoy en día, vivimos un estilo de vida muy proinflamatorio, muy distinto a lo como solían vivir generaciones precedentes. Y esta es una de las razones por las que ciertas cosas ahora nos sientan peor. Algunos de los factures inflamatorios más habituales son:
una mala alimentación,
la falta de descanso,
la hiperpermeabilidad intestinal (provocada por lectinas, capsaicina y gliadina, deficiencia de zinc y vitamina D, antiinflamatorios no esteroideos, alcohol…),
el estrés,
las alergias e intolerancias alimentarias no detectadas,
el sedentarismo,
el sobrepeso o la obesidad,
la contaminación (pesticidas, tabaco, disruptores endocrinos…),
infecciones no tratadas
y la disbiosis: la alteración de la microbiota o flora intestinal.
Cómo luchar contra la inflamación de manera natural
Los cambios en el estilo de vida son fundamentales para reducir los niveles de inflamación crónica en el cuerpo. Y es lo que ofrezco mediante el programa de coaching de salud integral: ayudarte a incorporar estos cambios de manera gradual, duradera y sostenible, para que disfrutes viviendo una vida antiinflamatoria. Pero seguro que ya hay muchas cosas que puedes ir haciendo por tu cuenta:
Enfócate en llevar una alimentación saludable y antiinflamatoria basada en verduras, hortalizas y frutas, con proteínas y grasas de calidad. Si quieres profundizar, te recomiendo mi curso Alimentación antiinflamatoria.
Muévete a diario (10.000 pasos al día es un buen objetivo) y además haz ejercicio de fuerza. Da igual si eres hombre o mujer. Tus músculos son tu mayor órgano endocrino y los necesitas para envejecer con salud.
Deja de fumar y procura no tomar mucho alcohol (idealmente nada mientras haya inflamación).
Trata de mantener a raya el estrés y la ansiedad. La meditación es una gran herramienta, pero también los ejercicios de respiración, los paseos en la naturaleza, la pintura u otra actividad que te ayude a relajarte. Y por supuesto: el ejercicio.
Trabaja sobre tus emociones. Si no puedes hacerlo por tu cuenta, hazlo con una persona especializada.
Controla tus niveles de vitamina D. Hoy en día muchísimas personas tienen carencias de esta vitamina/hormona tan necesaria e importante para la inmunidad y la salud ósea. Exponerte al sol sin protección es la mejor manera de obtenerla. Pero cuidado de no quemarte (aquí te explico cómo hacerlo).
Espero que este artículo te ayude a mejorar tus problemas. No dudes en recomendarle esta lectura a personas que padezcan enfermedades crónicas.
Por cierto, si te apetece escuchar a una de las personas que más saben sobre inflamación, te recomiendo este capítulo del podcast Fitness Revolucionario de Marcos Vázquez, en el que entrevista a Pedro Bastos.
¡Cuídate! 💪🏼🥑
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